penquista


neblina por la mañana
humedad presente sin calma
recorridos inevitables
sin poder quedarse en cama
las gaviotas bailan y cantan
 la lluvia finita me abraza
me perfumo en chimeneas
la gris ciudad
tiñidiendo el otoño
el olor a tierra
las patas embarradas
y el calor de leña
por fin en casa
la vuelvo a mirar desde mi ventana
 se empaña el habla
y se aclara la mirada.